Todo estudiante sabe que en cualquier momento puede ser sorprendido con
un examen, por lo que debe estudiar y estar preparado. Lo mismo sucede
con los países, sobre todo con aquellos que se encuentran ubicados en
zonas geológicamente vulnerables: deben estar preparados para prevenir y
reducir los daños que pudiera causar algún fenómeno natural.
Los efectos negativos de los “desastres” están fundamentalmente
asociados a la vulnerabilidad, la pobreza y la educación. Con igual
influencia, la producción económica, las formas organizativas de la
sociedad civil, la política del Estado, los niveles de empleo, la
interrelación social y la cultura. Esas son situaciones comunmente
previsibles y susceptibles de ser mitigadas, adoptando medidas y
estrategias de desarrollo económico y social sostenible que incluyan una
clara focalización en la gestión del riesgo.
Educar a las comunidades sobre esas consecuencias es el objetivo de
las Organización de las Naciones Unidas (ONU), quienes designaron el 13
de octubre como el Día Internacional de la Reducción de Desastres.
En este año, la temática de la conmemoración es “Conocimiento para la
vida”; campaña que busca sensibilizar sobre el uso de las prácticas
tradicionales indígenas, a fin de complementar el conocimiento
científico en la gestión del riesgo de desastres.
Decenas de ambientalistas han explicado que es incorrecto utilizar la
terminología “desastres naturales”. Argumentan que no existen
catástrofes naturales, sino fenómenos naturales que, partiendo del grado
de vulnerabilidad y preparación de una determinada zona, los efectos
pueden convertirse en una amenaza o desastre. A pesar de ello, la ONU ha
adaptado el término ‘desastre’ a la fecha.
Entre amenzas y vulnerabilidades
Decía Pedro Mir que hay
un país en el mundo, y ese es República Dominicana. Dada su ubicación
geográfica, está expuesta a ciclones, tormentas tropicales, sismos,
tsunamis, deslizamientos, sequías, y enfermedades epidemiológicas.
San Cristóbal es preventivo
La provincia de San Cristóbal, ubicada
en la región sur del país, está caracterizada por una alta exposición a
amenazas naturales combinadas con factores de vulnerabilidad física,
socioeconómica y ambiental, propias de esa demarcación.
Con el propósito de fortalecer la protección humanitaria de los
colectivos más vulnerables que habitan en esa provincia, las
organizaciones internacionales Oxfam, Plan International en República
Dominicana y Hábitat para la Humanidad pusieron en marcha el proyecto
Fortaleciendo la Resiliencia Urbana a través de la Protección
Humanitaria, la Gestión de Centros Colectivos y la Comunicación en San
Cristóbal, que cuenta con el auspicio de la Unión Europea.
En un recorrido exclusivo para LISTÍN DIARIO, Carlos Arenas,
coordinador del proyecto, explicó que todas las acciones que ejecutan
son de bajo costo, y que son implementadas con el apoyo de la alcaldía,
los munícipes, las organizaciones comunitarias y asociaciones de padres
de la zona, las que, con su respaldo, contribuyen a evitar la pérdida de
vidas, bienes materiales y medios de subsistencia de los municipios
involucrados.
Con gran entusiasmo en sus palabras, Arenas resalta que lo particular
del plan educativo es que incluye y capacita directamente a los
habitantes de las zonas más vulnerables.
“Los involucrados en el proyecto han elaborado mapas de riesgos,
planes de emergencia y de contingencia, sistemas de alerta temprana,
campañas de educación para las comunidades y talleres de formación”,
señala.
Elena Puello es la líder comunitaria del proyecto de capacitación en
Los Molina, San Cristóbal, al hablar sobre el tema, con sus gestos deja
al descubierto una indudable sed de aprender.
“Me integré al programa porque he sufrido en carne propia los efectos
del desbordamiento del río Nigua en mi comunidad”, dice Puello. En
representación de la Defensa Civil Dominicana, Genaro Ravelo, forma
parte del equipo de coordinación y capacitación regional.
Ravelo reconoce las deficiencias materiales por la que está
atravesando ese organismo, pero, a su vez, resalta que a pesar de ello,
se entregan en cuerpo y alma para asistir a la comunidad.
De acuerdo con el informe “Análisis de riesgos de desastres y
vulnerabilidades en la República Dominicana”, en las últimas décadas, la
vulnerabilidad a los impactos de las amenazas naturales ha aumentado en
el país. Esta es la consecuencia de una expansión urbana que podría
definirse como rápida y desordenada.
En ese crecimiento, es notorio que en muchos casos no se han tomado
en cuenta las medidas preventivas adecuadas en el diseño de la
infraestructura, ni en el desarrollo de la producción de bienes y
servicios.
Ante ese problema, el texto sugiere que se debe a la falta de
conocimientos sobre el riesgo, además de las leves prácticas de
prevención y mitigación por parte de las autoridades. Según un
levantamiento realizado en el 2013, desde 1907 se han generado pérdidas
económicas superiores a los 3,057 millones 717,000 dólares. Este dato
supuso casi el 52% del PIB nacional para ese año.
Mientras que unas 5,786 personas han fallecido producto del impacto de estas amenazas y 4,456,319 han resultado afectadas.
Respaldo legal en República Dominicana
Consejo
Nacional de Prevención, Mitigación y Respuesta ante Desastres (CNPMR),
creado mediante la Ley 147, está presidido por el presidente de la
República, e integrado por ministros de Estado, directores de oficinas
gubernamentales, el síndico del Ayuntamiento del Distrito Nacional de
Santo Domingo y representantes de la Sociedad Civil.
Además, es la instancia rectora encargada de orientar, dirigir,
planificar y coordinar el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos.
Plan Nacional de Emergencia
Elaborado por la Comisión Plan
Nacional de Emergencia en 1984 y revisado en el 2006, establece las
responsabilidades en el manejo de los desastres de todas las entidades
que intervienen en la emergencia, haciendo más efectiva y eficiente, en
términos organizativos y funcionales, la actuación durante las fases de
preparación, alerta, respuesta, rehabilitación y recuperación.
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